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Las claves del rol de Kamala Harris en la frontera sur para que no termine siendo un desastre de gestión pública

today04/07/2021 43

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La tarea designada por el presidente Joe Biden a la vicepresidenta representa un reto de grandes proporciones para uno de los mayores desafíos que enfrenta la Casa Blanca. Si los resultados demoran y el flujo migratorio no se detiene, los republicanos seguirán hablando de una crisis de seguridad nacional.


La designación de la vicepresidenta Kamala Harris para liderar los esfuerzos del gobierno tanto con México como con los países del Triángulo Norte (El Salvador, Guatemala y Honduras) en asuntos migratorios, se ha convertido en pieza clave en la gestión pública de una crisis. Y no solo para encontrar una solución a corto o mediano plazo a un problema grave que no cede, sino que por el contrario amenaza con convertirse en un problema aún mayor.

En febrero la cifra de expulsiones en la frontera con México alcanzó las 102,020 extranjeros, entre adultos solteros y unidades familiares. En marzo las detenciones alcanzaron las 171,000, la cifra más alta en los últimos 15 años, de acuerdo con registros de la Patrulla Fronteriza reportados por el diario The Washington Post.

Mientras, en Centroamérica las caravanas siguen organizándose para iniciar la peligrosa travesía hacia el norte para pedir asilo en Estados Unidos, una práctica que se originó en el 2013 y que, a pesar de las advertencias, sigue creciendo y los gobiernos son incapaces de revertirla.

Desde el comienzo de su gobierno, el presidente Joe Biden se ha referido al tema migratorio como uno de los problemas más serios de su gobierno. Y ha señalado que tiene dos componentes que deben ser tratados simultáneamente para reparar una política heredada que define como deficiente.

El primero, la presencia en el país de 11 millones de indocumentados para quienes pide un camino a la ciudadanía por medio de una reforma migratoria. El segundo, el flujo migratorio de quienes salen de sus países de origen en busca de nuevas oportunidades en Estados Unidos, un tema que según Biden, se resolverá atacando las causas que lo originan.

Aquí entra Harris al escenario de una crisis que la Casa Blanca se resiste a mencionarla y a cambio le sigue llamando “problema” sabiendo que en el corto plazo le puede significar un alto costo político.

Estas con las claves del papel de la vicepresidenta en la búsqueda de una solución uno de los escenarios más complejos y delicados que enfrenta el gobierno de Biden.

La autoridad de Harris

El 24 de marzo, Biden le pidió a Harris que lidere los esfuerzos que el gobierno lleva a cabo con México y el Triángulo Norte (El Salvador, Guatemala y Honduras) y otros países que están ayudando “para detener el movimiento de tanta gente, para detener la migración a nuestra frontera sur”.

Biden señala que el trabajo conjunto y la inversión de capital en los países desde donde proviene el éxodo “es la mejor manera de evitar que las personas vengan, es evitar que quieran irse (huir hacia Estados Unidos).

Por qué migran
Biden cita lo aprendido durante el segundo gobierno de Barack Obama (2013-2017), cuando fue su vicepresidente, e indica que “la razón por la que tanta gente se estaba yendo, era que no solo la violencia de las pandillas y el tráfico (de personas) y los carteles, sino también los desastres naturales, los huracanes, las inundaciones, los terremotos”, eran las causas por las cuales miles de personas dejaban sus países y emigraban al norte.

Para la investigadora Elizabeth Kennedy, quien en 2013 junto a otro grupo de expertos de la Universidad de California advirtió a las Naciones Unidas (ONU) que “la crisis ha seguido porque las causas no han sido atendidas correctamente. Las raíces están iguales y nunca han recibido la atención adecuada. Además, los gobiernos de (Barack) Obama, (Donald) Trump o (Joe) Biden todavía no reconocen que la mayoría de las personas centroamericanas que huye de sus países de origen está escapando de estados que no son capaces o que no tienen voluntad de protegerles”

El plan de Biden
Biden dice que “si se enfrentan los problemas en el país (o los países donde se origina el éxodo), beneficia a todos. Nos beneficia (a nosotros, Estados Unidos), beneficia a la gente y hace crecer las economías” en los países centroamericanos y también México.

Con este tipo de ayuda e inversión, evitando que los fondos sean corrompidos, se generan empleos, nuevas oportunidades, menos violencia y se mitigan las causas del éxodo.

Cuánto tiempo se necesita

Biden es optimista y apuesta en un cambio pronto. Pero los expertos son cautelosos. “Aquí en la región los problemas de raíz han existido por décadas, aun por siglos”, dice Kennedy. “Pensar que cualquier acción o administración en cuatro años pueda cambiar una realidad que se formó en décadas, siglos, sería incorrecto porque así no es. Si Estados Unidos o cualquier otro país quiere ayudar a cambiar la realidad de los países centroamericanos, tienen que estar pensando en el largo plazo, tienen que estar dedicando programas y proyectos para por lo menos 10 años, porque al menos eso es lo que va a tomar para hacer y ver un cambio. Y mientras ese tiempo va avanzando, necesitan tener un plan para proteger a esa gente que huye porque hasta que la realidad no cambie, esas personas necesitan protección y no la tienen aquí en sus países”.

Qué hará entonces Harris

El diario The Washington Post dice que la tarea que Biden le encomendó a Harris es “parte de la lucha más grande de la Administración”, y que no solo está dirigida a revertir las causas del éxodo, sino también a frenar la huida de personas y abordar el número récord de personas detenidas en la frontera.

Es aquí donde se divide el escenario: entre los que vienen, los que están siendo detenidos en la frontera, los deportados bajo los Títulos 8 y 42 del Código de Estados Unidos (por causas de inadmisibilidad y por la pandemia del covid-19) y los 11 millones de indocumentados que viven en el país, algunos desde hace décadas y tienen familias establecidas.

El Post dice que el desafío que enfrenta la vicepresidenta es gigantesco y complejo, y que ha incomodado grandemente tanto a gobiernos republicanos como demócratas durante décadas, y hasta ahora nada indica que vaya a ser resuelto.

Guerra de posturas
Entre los demócratas hay tres posturas frente a la crisis:

· Los radicales que piden abrir las fronteras;

· Los moderados que respaldan el plan de Biden y presionan una reforma migratoria integral; y

· Los conservadores que, como los republicanos moderados, hablan un problema migratorio que ha generado una crisis de seguridad nacional.

Entre los republicanos, se visualizan por ahora dos posturas:

· Los conservadores que insisten en que Biden, al revertir la política de tolerancia cero en la frontera provocó una crisis migratoria de tan magnitud que se ha convertido en una crisis de seguridad nacional; y

· Los moderados que culpan a Biden de haber provocado una crisis en la frontera que amenaza la seguridad nacional de Estados Unidos.

“La división está en las filas demócratas”, dice a Univision Noticias una fuente republicana. “Ellos tienen tres posturas distintas, pero nosotros tenemos una sola y estamos unidos para ir por las elecciones de medio término del 2022 en busca del control del Congreso”, agrega.

Hacia dónde apunta Harris

Citando a funcionarios de la Casa Blanca, el Post dice que Harris ha centrado su atención en los países del Triángulo Norte de América Central y México, y en las causas que originan el éxodo, no en el asunto más delicado: qué hacer con las personas una vez que llegan a la frontera.

El rostro de la crisis
Para muchos, se trata del lado más delicado de la crisis porque muestra el rostro del problema obliga al gobierno de Biden a cumplir con la ley.

Cuando el mandatario revirtió partes clave de la política de tolerancia cero en la frontera, recobraron vigor el Acuerdo Judicial Flores de 1997 y la Ley TVPRA de 2008, ambas bloqueadas intencionalmente por el gobierno de Trump para contener la inmigración indocumentada, no importando si dañaba el debido proceso.

Ambas medidas prohíben la deportación inmediata de Menores No Acompañados (UAC) y exige que sean los jueces de inmigración quienes resuelvan sus futuros en el país.

Pero la puesta en vigor de ambas normativas exige la existencia de una capacidad de respuesta acorde con el flujo migratorio en la frontera, y una Corte de Inmigración que responda dentro de un plazo prudencial en cada caso. Sin embargo, el gobierno federal, ni tiene centros suficientes y adecuados para atender el nímero de solicitudes de asilo, no tiene cómo responder a las exigencias del Acuerdo Flores, no tiene fondos y la Corte de Inmigración tiene acumulados más de 1.3 millones de casos, lo que significa esperas de más de 3.8 años para una primera audiencia ante un juez.

Biden culpa a Trump de haber desmantelado la infraestructura de asilo; los republicanos responden que Biden lo sabía y que de todas formas implementó su política a sabiendas que se desencadenaría el problema. “Y si no lo supo, también es responsable, porque debería haberlo investigado antes de tomar medidas en la frontera para desarmar lo que hizo el presidente Trump”, dice la fuente republicana.

Biden ha reiterado que su gobierno está comprometido a tratar el problema y a cada inmigrante atrapado en esta emergencia “con humanidad” y en el marco del “debido proceso” migratorio.

Tema candente
Mientras Harris comienza a tomar control de la tarea que le encomendó Biden, enfocando su agenda en los países del Triángulo Norte (por ejemplo con funcionarios del gobierno de Guatemala encabezado por el presidente Alejandro Giammatei), la vide presidenta dijo uno de sus principales objetivos era “averiguar por qué la gente huye de sus países hacia Estados Unidos”, escribió el Post.

Quienes batallan por flexibilizar la política migratoria aguardan expectantes el lenguaje que el gobierno utilice para identificar las causas del éxodo y compararlas con las causales de asilo estipuladas en la Ley de Asilo.

(La Ley de Asilo) “no protege a los inmigrantes simplemente porque tengan hambre o no tengan trabajo. Tampoco los protege del crimen que existe en un país. Por lo tanto, por mucho que quieran, si no tienen un caso y evidencia que apoye el pedido de protección del gobierno, van a devolverlos o deportarlos a sus países de origen”, dice Rebeca Sánchez-Roig, una abogada de inmigración que ejerce en Miami (Florida) y fue fiscal de inmigración del Departamento de Justicia durante 15 años.

Tanto la demora en la búsqueda de respuestas como las soluciones que aporte el gobierno sin que el Congreso actúe y modernice la Ley de Asilo, pueden convertirse en “factores negativos que dificulten nuestro discurso en las elecciones del próximo año”, dice una fuente demócrata.

En noviembre del 2022 los electores saldrán a las urnas para elegir un nuevo Congreso. Los republicanos confían en que recuperarán el control del Senado, actualmente empatado con 50 asientos cada partido, y probablemente el liderazgo de la Cámara de Representantes, donde los demócratas tienen 221 asientos y los republicanos 211 y hay 5 butacas vacantes

Cuesta arriba

El sitio Politico dijo este sábado que el discurso de la Casa Blanca sobre la frontera ha girado hacia la explicación de una historia “mucho más complicada” que contada hasta ahora por los republicanos.

Incluso, la Administración ha hecho llamadas a legisladores enfatizándoles repetidamente que Biden heredó un “desastre” del gobierno de Trump, advirtiendo además que las soluciones no serían “indoloras” ni tampoco “rápidas”.

El tono de las llamadas ya había sido advertido por Biden inmediatamente después de tomar posesión de la Casa Blanca, pero al tiempo que la crisis crece, la necesidad de reiterar el problema y las dificultades para repararlo también aumentan.

A su vez, si el tema de las causas del flujo migratorio demoran en ser definidas y combatidas, si la congestión en la frontera se dilata mientras se repara el sistema heredado por Trump y la Corte de Inmigración no disuelve el atascamiento de los más de 1.3 millones de casos pendientes, el Congreso no inicia y avanza en el debate de una reforma migratoria propuesta por Biden y el Senado no discute dos proyectos de ley que ya aprobó la Cámara de Representantes y que incluyen un camino a la ciudadanía para dreamers, titulares de TPS y trabajadores agrícolas esenciales, los demócratas tendrán serias dificultades para ganar los comicios del 2022, dicen expertos.

“Nosotros creemos que el presidente le dio la ‘papa caliente’ a la vicepresidenta Harris para ver qué hace con ella”, dijo la fuente republicana. “Pero cuando se dé cuenta que el problema puede afectar sus ambiciones políticas, sobre todo sabiendo que Biden ya expresó su intención de postularse para un segundo mandato, pensamos que la crisis de la frontera puede causar un daño no calculado los demócratas”.

Fuente: Univision.com

 

Written by: editor

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