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today07/21/2022 6
El comité que investiga la violencia del 6 de enero de 2021 ha tenido 7 reveladoras sesiones, en las que ha construido un relato mostrando como Trump presionó a miembros de su propio partido para que le ‘busquen votos’ y trata de establecer la responsabilidad directa del expresidente en el asalto que dejó 5 muertos y destrozos en la sede del Congreso.
Siete audiencias. Siete explosivas revelaciones sobre el asalto al Capitolio y los planes del expresidente Donald Trump de revertir su derrota electoral a ‘casi’ cualquier costo. Desde presiones a funcionarios republicanos hasta un perverso plan para intentar que la elección democrática de 2020 con la victoria de Joe Biden no fuera certificada.
Este jueves, el comité selecto ha convocado una octava, y posiblemente última, sesión en horario estelar de televisión, en la que ofrecen presentar nuevos indicios que apuntan a la responsabilidad del expresidente y su círculo de asesores en los desmanes del 6 de enero de 2021.
En el transcurso del poco más de un año de trabajo, el comité que investiga el asalto al Capitolio ha realizado más de 1,000 entrevistas y ha recopilado más de 140,000 documentos. El 9 de junio empezó a hacer la presentación pública de sus hallazgos.
Este es el resumen de lo que ha pasado en las 7 audiencias:
El planteo del panel, desde el inicio de las audiencias el 9 de junio, no ha sido que Trump no estuvo solamente involucrado en la convocatoria a los hechos violentos en el Capitolio, sino que eso fue una parte de un esquema más grande que tenía como fin anular o revertir su derrota electoral.
“Lideró una conspiración para anular elecciones presidenciales”, dijo el representante Bennie Thompson, presidente del comité. La vicepresidenta del panel, la representante republicana de Wyoming Liz Cheney, lo llamó un “plan sofisticado de siete partes”.
Apuntaron a que todas las falsedades que Trump difundía sobre fraudes generalizados fueron parte de mensajes que arengaron a seguidores y grupos de extrema derecha para entrar en acción ese día.
Thomson dijo que lo del 6 de enero “fue la culminación de un intento de golpe”, mientras que Cheney indicó: “El ataque contra nuestro Capitolio no fue un motín espontáneo”.
En esa primera audiencia, William Barr, quien renunció como fiscal general cuando Trump le insistía que le ayudara a demostrar que hubo fraude, declaró en grabaciones que le dijo al entonces presidente que sus afirmaciones de fraude no tenían mérito. El panel reveló la entrevista a la propia hija de Trump, Ivanka Trump, en la que la también asesora del presidente dijo que “aceptó” lo que dijo respecto a la inexistencia del fraude.
En esa sesión, un escalofriante video inédito del día del asalto al Capitolio. Las grabaciones mostraban a los violentos usando astas de bandera y equipo táctico para golpear a policías al canto de “cuelguen a Mike Pence”.
El 13 de junio, durante la segunda audiencia pública se presentó testimonios de la hija de Trump, Ivanka, y de su yerno, Jared Kushner. La audiencia mostró que Trump sabía que había perdido las elecciones y aún así siguió adelante con denuncias de fraude.
El intento de “golpe de Estado” por parte de Trump se centró en una campaña de desinformación creada para promover mentiras sobre supuestos fraudes.
El comité presentó más extractos del testimonio de Barr, quien relata cómo él mismo le insistió al expresidente en que no existían pruebas de fraudes. “Ha perdido el contacto con la realidad”, se escucha decir a Barr.
Cheney indicó que “Trump rechazó el consejo de sus asesores y siguió el de Rudy Giuliani, aparentemente borracho”. Giuliani, amigo y abogado de Trump, estaba intoxicado, según el recuento de asesores senior del expresidente.
Trump se adelantó a cantar victoria en la noche electoral pese a que, según testimonios de su entorno, le indicaron numerosas veces que no estaban las cosas claras aún.
El centro de esa audiencia fue la presión de Trump a su vicepresidente, Mike Pence, para que este rechazara el conteo electoral ese día del asalto. Pence presidía la certificación en su rol de presidente del Senado. El republicano no cedió a la presión del presidente ese 6 de enero y, pese a las interrupciones por la violencia, declaró a Biden como el próximo mandatario electo.
En la mañana del 6 de enero, Trump le dijo a miles de sus seguidores frente a la Casa Blanca que esperaba que Pence rechazara los resultados: “Espero que Mike haga lo correcto. Yo espero que sí. Porque si Mike Pence hace lo correcto, ganamos las elecciones”.
El comité mostró que Trump, sabiendo que la violencia estaba ocurriendo en el Capitolio y que Pence estaba allí, publicó un tuit en el que acusaba a su vicepresidente por no rechazar los resultados. Pence, senadores y congresistas debieron ser evacuados por la violencia.
Pence vivió semanas bajo presión insoportable, incluso pública, por parte de Trump para que al llegar el día de certificar los resultados ya convalidados en el Colegio Electoral, el vicepresidente invalide la victoria de Biden.
Un ‘oscuro’ asesor de Trump, un profesor de derecho de nombre John Eastman, escribió varios memorandos en los que sugería que Pence podía rechazar a los electores. Tanto Trump como Eastman sabían que el plan era ilegal, según el testimonio de los asesores de Pence. A tal punto que Eastman buscó obtener un perdón presidencial tras los disturbios debido a que él era el ‘artífice’ del esquema para revertir una elección.
La constante presión de Trump sobre funcionarios que tenían roles claves en el conteo de votos en estados cruciales de la elección presidencial de 2020 fue el centro de la audiencia.
Los principales testigos fueron altos funcionarios republicanos de Arizona y Georgia: Russell ‘Rusty’ Bowers, presidente de la Cámara Baja de Arizona; Brad Raffensperger, secretario de Estado de Georgia, y Gabe Sterling, subsecretario de Estado de Georgia.
Bowers, de Arizona, relató cómo fue presionado durante una llamada de diciembre de 2020 y que le dijo sin rodeos al entonces presidente Trump que no haría “nada ilegal” por él. Sin embargo, semanas después, el abogado de Trump y el ‘cerebro’ de la estrategia para torcer las elecciones, Eastman, lo llamó y continuó presionándolo.
Bowers testificó que Giuliani admitió que no había descubierto evidencia de fraude: “Tenemos teorías. Simplemente no tenemos la evidencia”, recordó Bowers que dijo Giuliani.
Raffensperger testificó sobre la famosa llamada en la que Trump le pidió que “encontrara 11,780” votos que podrían cambiar el estado para evitar la victoria electoral de Biden, una solicitud que el secretario de Estado de Georgia rechazó.
Raffensperger señaló que “todas las acusaciones” de fraude se investigaron y que nada se encontró que sustentara las afirmaciones del presidente. “Tuvimos muchas denuncias e investigamos cada una… (Trump) dijo que había más de 66,000 votantes menores de edad. Pero descubrimos que había cero”, aseguró.
Los tres funcionarios recibieron amenazas contra ellos y sus familias, y se vieron expuestos al escarnio y presión de los simpatizantes del exmandatario.
Durante la audiencia del 23 de junio, exfuncionarios del Departamento de Justicia dieron testimonio de las presiones del entonces presidente para que investigaran infundadas denuncias de fraude electoral.
La audiencia relató lo cerca que estuvo EEUU de tener “una crisis constitucional” que no ocurrió porque los líderes del departamento amenazaron con renunciar en masa.
En la sesión hubo tres testigos: Jeffrey Rosen, quien era fiscal general interino cuando se produjo el asalto al Capitolio, y otros dos exfuncionarios del departamento, el principal adjunto de Rosen, Richard Donoghue, y Steven Engel.
Los exfuncionarios dijeron que Trump presionó a la cabeza del Departamento de Justicia para que investigaran las falsas afirmaciones, que fueron rechazadas.
Tras la renuncia de Barr y la renuncia de Rosen, Trump buscó colocar como fiscal general a un hombre llamado Jeff Clark, quien dirigió la división civil que manejaba casos ambientales. Clark había apoyado teorías para que los estados no certificaran los resultados, lo que causó inmediata simpatía en Trump.
Además, miembros republicanos del Congreso, incluidos Mo Brooks, Matt Gaetz, Andy Biggs, Louie Gohmert y Scott Perry, se comunicaron con la Casa Blanca para solicitar indultos preventivos de Trump después del ataque del 6 de enero, reveló la audiencia.
El 27 de junio, Cassidy Hutchinson, asistente del jefe de gabinete de Trump, Mark Meadows, aseguró al comité que el mandatario y su círculo estaban al tanto de la posibilidad de un estallido de violencia el 6 de enero.
Hutchinson dijo que Meadows buscó un indulto presidencial relacionado con los eventos del 6 de enero, lo que sugiere que él sabía que el estallido podía ser relacionado eventualmente con decisiones tomadas en la Casa Blanca.
Hutchinson dijo que fueron informados de que muchos seguidores de Trump frente a la Casa Blanca estaban armados.
Dijo que Trump quería que el Servicio Secreto los dejara entrar a su evento porque, según la declaración de Hutchinson: “Ellos no están acá para herirme a mí”. Luego, Trump arengó a sus seguidores a que marchen al Capitolio.
En ese discurso, Trump dijo él los acompañaría a la sede del Congreso, donde en ese momento la sesión bicameral recibía los resultados de la victoria de Biden. La ceremonia fue interrumpida temporalmente por la llegada de los insurrectos.
Meadows dijo después que era una “manera figurada de hablar” y que nunca estuvo planeado que Trump se acercara al Congreso. Sin embargo, según comunicaciones de seguridad, el Servicio Secreto estaba buscando rutas para llevar la caravana del presidente hasta el lugar. Y que habría tenido un forcejeo con agentes del servicio cuando era claro que no lo llevarían al sitio.
La exfuncionaria indicó que el abogado de la Casa Blanca, Pat Cipollone, y otros miembros del equipo legal, ya le habían dicho a Trump que una movida de ese tipo podía interpretarse como un intento de interferir en el proceso de conteo y, ya con la violencia en marcha, como incentivo a una insurrección.
La séptima audiencia, el 12 de julio, reveló los vínculos entre el círculo de Trump y grupos de extrema derecha que estaban detrás del esfuerzo violento para detener la transición del poder.
El comité apuntó al tuit de Trump del 19 de diciembre sobre una “gran protesta” en la próxima sesión conjunta del Congreso: “¡Estén presentes, será salvaje!”. Detallaron que el tuit “sirvió como un llamado a la acción” especialmente “a los peligrosos extremistas de los Oath Keepers, los Proud Boys y otros grupos nacionalistas blancos”.
Mostraron mensajes de Brad Parscale, exjefe de campaña de Trump, reconoció en privado que se sentía “culpable por ayudarlo a ganar” y creía que la retórica del expresidente tuvo el resultado mortal. Parscale también dijo que Trump estaba “pidiendo una guerra civil”, según los mensajes de texto.
La audiencia reflejó cómo grupos ultraderechistas como los Oath Keepers y los Proud Boys se habían coordinado entre sí y cómo gente de confianza de Trump estuvo en contacto con ellos.
Por ejemplo, el ex asesor de Seguridad Nacional de Trump, Michael Flynn fue fotografiado fuera del Capitolio con miembros de los Oath Keepers. Asimismo, el amigo y excolaborador de Trump, Roger Stone usó un chat encriptado en un grupo llamado “Amigos de Stone” y en el que participaban miembros de ambas organizaciones Oath Keepers y Proud Boys.
Al final de la audiencia, Cheney reveló que Trump había tratado de llamar a un futuro testigo y el comité había alertado al Departamento de Justicia sobre la llamada. El comité ha dicho que personas en la órbita de Trump contactaron a testigos de maneras que podrían ser presiones inapropiadas o delitos.
Fuente: UNIVISION.com
Written by: Editor
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