“Cómo líderes de nuestras dos naciones, compartimos la responsabilidad, desde mi punto de vista, de mostrar que China y EEUU podemos manejar nuestras difernecias, prevenir que la competencia se convierta en nada cercano a un conflicto, y encontrar vías de trabajar juntos en asuntos globales urgentes que requieren nuestra cooperación”, dijo Biden al inicio de la reunión.
Según la Casa Blanca, Biden no eludió sacar a relucir en el encuentro las “cada vez más agresivas” acciones de China respecto a Taiwán y el respeto a los derechos humanos en la región de Xinjiang, Tibet y Hong Kong.
Además, sobre Taiwán, Biden le reiteró al presidente Xi el compromiso de Estados Unidos con la política de “una China”, que reconoce la legitimidad del gobierno de Pekín pero permite mantener lazos con las autoriades de Taiwán.
Por su parte, Xi le pidió a Biden “dibujar la ruta del rumbo adecuado” y “elevar la relación” de ambos países.
“No hay necesidad de una nueva guerra fría”
Y tras el encuentro, que duró más de tres horas, Biden dijo ante los medios que Xi había sido “directo” como siempre, al tiempo que destacó la importancia de que “no haya malentendidos”.
“Estados Unidos competirá con vigor, pero no estoy buscando un conflicto. Creo que no ha necesidad de una nueva guerra fría con China“, agregó el mandatario.
En el encuentro trataron sobre Taiwán, que se ha convertido en uno de los temas que más asperezas ha creado entre Washington y Pekín. De hecho, en más de una ocasión, Biden ha dicho que Estados Unidos defendería la isla en caso de una invasión.
Las diferencias escalaron con el viaje de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a Taiwán en agosto, lo que llevó a Pekín a una agresiva serie de maniobras militares en las que ensayaron un bloqueo de la isla y lanzaron misiles balísticos en aguas cercanas.
Según insistió Biden en su comparecencia, le dejó claro a Xi que no ha cambiado la política de “Una China”.